Corteza y arbustos

En primer lugar, los árboles y arbustos son maravillosos por su largo tiempo de ingesta de alimento, su rápida saciedad y su bajo aporte energético al mismo tiempo. Por lo tanto, son especialmente útiles cuando se alimenta a caballos con una ingesta racionada de forraje y que deben comer lentamente a lo largo de todo el día. Debido a su dura estructura, los caballos mastican un kilo de madera unas tres veces más que un kilo de heno. Las fibras ingeridas sacian al caballo más rápidamente que si sólo comiera heno.

El principal componente es la celulosa, que ayuda a producir energía. Otro componente es la lignina. Los caballos pueden digerir hasta un 20%, los burros y las mulas aún más. Por esta razón, los burros y mulos pueden tolerar la comida de madera en una ración aún mayor, que puede sustituir a un tercio de su ingesta de alimentos. Para los caballos, se recomienda un límite máximo de 2-4 g por kg de masa corporal. Esta es la cantidad habitual que los caballos seguirán ingiriendo si ya disponen de una ración de un tercio de paja y dos tercios de heno. No obstante, siempre hay que vigilar de cerca a los caballos, porque en raras ocasiones pueden producirse ingestas extremas. La madera no debe ser el único alimento disponible. En teoría, es posible suministrar a un caballo todo lo que necesita a través de árboles y arbustos, PERO una mayor variedad es más saludable y debe ofrecerse cuando esté disponible.

Normalmente, los caballos sólo comen la corteza de los árboles. La médula, que se encuentra en el centro del árbol, es venenosa y no debe ofrecerse. Los caballos lo evitan por sí mismos si se alimentan libremente de los árboles.